Jasper y Ombe: de calambures y otras figuras… anómalas

 

«La Asociación» es una serie francesa de libros protagonizados por Jasper, un encantador friki de 15 años iniciado en las artes mágicas y experto mundial en hacer juegos de palabras malísimos, y Ombe, una pedazo de chicarrona-dura-cuerpazo-bombón de 18 años, casi irrompible (casi), cuyo poder reside principalmente en la resistencia física. Los dos personajes viven sus aventuras como becarios al servicio de la Asociación, cumpliendo en solitario sus misiones, que consisten en vérselas con el mundo de los Anómalos (vampiros, troles, demonios necrófagos, duendes y otras criaturas), aunque sus caminos se cruzan de un libro a otro. Entre los elementos que nutren esta serie se pueden encontrar referencias a novelas de magia (Harrys Pótteres y demás asociados), novelas de fantasía (Señores de los Anillos con sus diversos idiomas élficos y demás) y otros mundos de criaturas vampíricas, trolescas, licantrópicas y de todas clases, pero también al género policíaco y de espías (el homenaje a James Bond es casi explícito, con mademoiselle Rose en el papel de la secretaria y la Esfinge haciendo de armero). Tal vez la principal marca distintiva de estos libros sea la elaborada y peculiar psicología de sus protagonistas, sus preocupaciones adolescentes y su mundo interior. Y también el toque cómico que lo impregna todo. Pese a lo ecléctico de la composición, la serie tiene elementos originales que me han sorprendido mucho. Sus autores son Pierre Bottero, triste y prematuramente desaparecido en 2009, y Erik L’Homme (para leer una entrevista en castellano con este autor, clic aquí).

No me siento capaz de ofrecer una crítica de la serie, primero, porque la lectora adolescente que llevo dentro me impide hacerme una opinión distante y, segundo, porque, al traducirlos y escudriñar su composición, los libros me han conquistado por completo, aunque sean lecturas destinadas a los jóvenes. Me he hecho fan. De modo que me limito a comentar algunos aspectos de la traducción que en mi opinión son interesantes. Y me centraré en la traducción de calambures, retruécanos, agudezas, chistes malos, juegos de palabras fonéticos y otros recojostrios que han estado a punto de hacerme renegar de San Jerónimo, patrón.

Porque cuando un libro contiene algún que otro juego de palabras, el traductor puede dedicarse en cuerpo y alma a buscar una buena solución, que refleje una ironía equivalente a la original y cause en el lector español el mismo efecto que causa en sus lectores el chiste original. Pero cuando el texto contiene uno tras otro, y otro y otro y otro y otro, como ocurre sobre todo con las aventuras de Jasper, eso no hay ingenio que lo resista. El reto está en mantener el tipo, y eso es lo que hemos tratado de hacer, yo desde mi casa, y la editorial desde su oficina. Total: ofrezco algunos ejemplos de juegos de palabras encontrados, con la explicación de su contexto original y la solución aportada en español. Si alguna persona ha caído en este artículo y, al leer el francés, tiene de pronto una ocurrencia mejor, le agradeceré que, caritativamente, se calle para siempre.

Ejemplo 1. Los motes de Jasper en francés. Jasper comenta que a lo largo de su infancia ha ido recibiendo mordaces motes a costa de su curioso nombre, como los fonéticos J’espère, J’aspire o J’asperge (espero, aspiro, rocío), y también con Gaspar, rey mago, que en Francia es menos popular que en España, porque no hay reyes magos, sino Papá Noel. En español, los juegos fonéticos son muchísimo más reducidos y, por otro lado, Gaspar no se podía usar en un sentido erudito, que es como dice Jasper que le endiñaban el apodo. Hubo que adaptar todo ese pasaje, y quedó así: «Luego, a medida que me adentraba en la pubertad, […] la cosa pasó a Melchorín, Gasparín, en fin, la serie completa de reyes magos; y después, en el instituto, con la madurez y el sarcasmo fino, me plantaron el rápidamente popular Casposo o, en su versión cariñosa, Casposín, y con esto mis colegas se partían la caja».

Ejemplo 2. La chaise et les triques/La chaise électrique. Jasper está en el despacho de mademoiselle Rose, que, muy seca, lo manda callar («No digas bobadas»). Jasper se lamenta con ironía: Rien d’autre. Condamné à la chaise et les triques, que fonéticamente significa tanto «la silla eléctrica» como «la silla y la mano dura». Solución en español: «Y no se hable más. Condenado a la muerte por mil cortes». Mucho menos espectacular que el juego fonético en francés, pero relativamente digno, creo.

Ejemplo 3. Juego de palabras con Jasper/jaspiner (charlotear, parlotear). La frase D’ailleurs, je jaspine (comme dit ma mère pour me taquiner !) literalmente significa: «Y yo venga a hablar (como dice mi madre para fastidiarme)». Solución en español: se sustituyó el reproche de su madre por otro equivalente que le hacen los amigos: «Vaya, estoy aquí venga a hablar (cuando me embalo así, mis colegas suelen frenarme: “Jasper… dido el hilo otra vez, tío”), de palique mientras la cerradura cede y deja el paso libre…».

Ejemplo 4. Le retour du jet d’ail/Le retour du Jedi. Este es el juego estrella del libro. Jasper está enfrentándose a Severino, un vampiro guapetón, caricatura de sí mismo, con el pelo largo, cuero negro, chorreras, vestido muy a la italiana, en fin. Y le suelta en la cara un chorro de un aerosol que se supone que tiene un componente de ajo. Para estar seguro, le suelta otro chorrazo de ajo (jet d’ail): Pour faire bonne mesure, j’en rajoute une couche. Le retour du jet d’ail, en quelque sorte, que literalmente sería: «Por si acaso me he quedado corto, le lanzo otra nube a la cara: el retorno del chorro de ajo» (que fonéticamente suena igual que El retorno del jedi). ¿Cómo narices repetir el chiste en español? Hubo que perder efectismo, pero se intentó: «… para reforzar lo que podríamos llamar la máscara del chorro, por si el vampiro contraataca».

Ejemplo 5. Este juego de palabras es de Ombe, dirigiéndose a unos duendes traviesos, criaturas que hablan con una jerga distorsionada y que comprenden el idioma humano al pie de la letra. Están destrozando un instituto, y Ombe, para detenerlos, les dice en un argot macarrilla: «¡A cerrar el pico todo el mundo! ¡Que nadie mueva un pelo del cuerpo!» (en francés: Vous la fermez et vous ne bougez plus d’un poil !). Los duendes se quedan desconcertados porque no entienden el argot y no saben qué tienen que hacer: «Mientras la mitad de los duendes contemplan los picos que están tirados por el suelo, preguntándose cómo será posible eso de “cerrar un pico” si, para colmo, no tienen autorización para acercarse a él, los otros observan con consternación los pelos que cubren cada centímetro cuadrado de su piel». Inmediatamente, Ombe repite la orden con otras palabras: «¡Callaos y no os mováis!». En este caso, para la adaptación vino al pelo que los duendes tuvieran picos en las manos, que se pudieron usar para traducir vous la fermez por «cerrar el pico» y retocar lo necesario del párrafo siguiente.

Compensaciones varias. Para compensar pérdidas en la traducción, otro recurso es añadir aquí y allá expresiones extra cuando surja la ocasión, en la misma línea del tono francés, aunque el texto original no las tenga. En este caso, se añadió alguna expresión, como «estar en el ajo» hablando de vampiros, y juegos de tipo «que te des el piro, vampiro».

Concluyo con unas palabras de Erik L’Homme: «Siempre me digo a mí mismo mientras escribo estos libros: “¡No me gustaría ser el traductor!”. Porque debe encontrar en su propia cultura las referencias que usa Jasper y darles un sentido para los lectores. Debe tener una mente lo bastante lúdica para imaginar que a Jasper le gustan mucho los juegos de palabras y que estos, en cierta medida, le ayudan a mantener el control sobre las diferentes situaciones». Te voy a dar yo a ti lúdica, Erik.